Promotores y particulares recurren cada vez más a esta alternativa ante la dificultad para deshacerse de los pisos El sistema permite al inquilino arrendar una vivienda y, en caso de comprarla, deducirse el dinero entregado
Tras años de rivalidad, el parón del mercado del ladrillo les ha obligado a reconciliarse en un intento desesperado por que su unión seduzca a más inquilinos. Alquiler y venta, dos fórmulas hasta ahora enfrentadas, viven estos días un nuevo romance bajo el techo de la crisis inmobiliaria. La dificultad de deshacerse de una vivienda está poniendo entre las cuerdas a promotores y particulares, que están teniendo que aguzar su ingenio para buscar alternativas de comercialización que hagan atractivas las viviendas vacías. Este caldo de cultivo está propiciando el resurgir del alquiler con derecho a compra. Una tercera vía que permite a los arrendatarios deducirse parte de la cuantía invertida en caso de que, transcurrido un periodo determinado, quieran adquirir el piso en propiedad. Empresas como Unión Seis, Montealto, Habitat, Grupo Ansan o Grupo Naru son sólo algunas de las firmas que ya han apostado por esta modalidad que empieza a pisar fuerte el suelo inmobiliario de la provincia. Basta navegar por Internet para comprobar que la oferta de este tipo de inmuebles no para de crecer. Sólo la web alquilacompra.com -una de las más especializadas- exhibe en su escaparate digital medio centenar de viviendas malagueñas que se arriendan con derecho a compra. A pie de calle, cualquier viandante puede comprobar que cada vez son más los balcones presididos por un doble cartel: el de ‘se alquila’ y el de ‘se vende’.
El presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Málaga, Cayetano Rengel, confirma la expansión de esta fórmula, tanto entre promotores con muchos inmuebles terminados sin vender como entre particulares, «que antes vendían en dos meses y ahora se encuentran con la angustia de no poder deshacerse del piso», destaca Rengel, al tiempo que reclama una mayor seguridad jurídica para estimular el desarrollo de esta opción.
Una salida al stock
En tiempos de exceso de oferta, altos tipos de interés y escasa liquidez financiera para conceder préstamos hipotecarios, el alquiler con derecho a compra se perfila como un recurrente salvavidas al que cada día se aferran más dueños y promotores para intentar dar salida a las viviendas en stock que no logran adjudicar. Gracias a él, las promotoras pueden aliviar los costes que supone acumular inmuebles sin vender -unos 27.000 en la provincia, según Analistas Económicos- y captar clientes de cara al futuro.
La principal característica de esta modalidad puente estriba en que los pagos que se van realizando durante la vida del contrato de arrendamiento no caen en saco roto. De este modo, el principal aliciente es que al cabo de un periodo de alquiler acordado por las partes -que suele oscilar entre los 2 y 5 años- el arrendatario tiene la posibilidad de quedarse con la vivienda y deducirse entre el 50% y el 100% de las rentas abonadas. Una opción que lima el extendido recelo popular de que alquilar es «tirar el dinero».
La fórmula no es nueva, aunque los expertos recuerdan que durante los años de bonanza inmobiliaria ha estado desaparecida. «Ahora se está produciendo una necesaria reacción ante el parón de ventas», detallan desde una promotora malagueña.
Esta alternativa de financiación mixta está destinada sobre todo a las personas que no pueden acceder a una vivienda por sus elevados precios, porque no disponen del dinero suficiente para pagar la entrada o bien porque tengan vedado el acceso a los canales tradicionales de financiación bancaria.
En este sentido, fuentes del sector señalan que el alquiler con derecho a compra es especialmente atractivo para dos públicos concretos: la gente que quiere cambiar de piso pero que antes tiene que conseguir vender el antiguo y los jóvenes que con las condiciones actuales de financiación necesitan ahorra durante un par de años para pueden asumir una hipoteca.
Ángela Almendral, directora comercial de Grupo Naru precisa que esta modalidad es especialmente interesante en periodos de incertidumbre económica como el actual, en los que se desconoce hasta dónde escalarán los tipos de interés y cómo podrán asumir el alza los consumidores. «Este alquiler tiene la ventaja de que el inquilino tiene unos años para ver cómo evoluciona el euríbor y hacer números a fin de verificar si puede asumir la hipoteca. Es una vía para no tirar el dinero en saco rato y a su vez esperar a que pase la crisis», destaca.
Grupo Naru sacó recientemente al mercado 30 pisos en régimen de alquiler con derecho a compra en Torre del Mar. «Desde finales del año pasado la demanda está muy ralentizada, por lo que optamos por esta fórmula para dar salida al stock de algunas promociones, que superan el 25%», añade Almendral.
Ventajas
El abogado y asesor fiscal Pedro Mora insiste en los alicientes de esta vía, «ya que permite probar una vivienda antes de formalizar la compra y a su vez es una forma de aguardar a que pase este periodo de incertidumbre», esgrime.
Pese a las bazas de esta alternativa, muchos promotores siguen mirándola de reojo por la inseguridad jurídica que siguen padeciendo los arrendamientos. Para eliminar este ‘handicap’, la correduría malagueña Ores y Bryan lanzó recientemente un seguro a medida de las promotoras que apuestan por el arrendamiento con opción a compra.
Dicha póliza cubre el impago de alquileres -se garantizan las rentas desde seis hasta doce meses desde el primer retraso, tiempo suficiente para la tramitación del desahucio-, los daños materiales que pueda causar el inquilino y la defensa jurídica del promotor en caso de pleito.
Fuente: www.diariosur.es