El Consejo de Ministros da luz verde hoy a un nuevo paquete de medidas valorado en 11.000 millones y que debería traducirse en la creación de 300.000 empleos · Las corporaciones locales podrán ordenar licitaciones entre el 11 de enero y el 13 de abril.
El Gobierno puso ayer de nuevo en marcha la maquinaria de recetas contra la crisis y de ella salió un nuevo paquete de medidas con una dotación extraordinaria de 11.000 millones de euros al que hoy dará su visto bueno el Consejo de Ministros. La misma semana en la que EEUU ha decidido salir al rescate de familias y empresas y sólo un día después de que Bruselas presentarse su proyecto para dar oxígeno a la deprimida economía comunitaria, Rodríguez Zapatero desgranó en sociedad la batería de iniciativas con las que pretende salir del pozo. Se trata, según sus líneas maestras, de redoblar el esfuerzo inversor poniendo casi todo el énfasis en las obras públicas municipales y las infraestructuras con el objetivo prioritario de crear 300.000 empleos en 2009. El propio jefe del Ejecutivo fue el encargado de comparecer, de forma extraordinaria, ante el Pleno del Congreso para explicar la evolución de la crisis y las nuevas medidas adoptadas. Así, el Gobierno dará luz verde al decreto ley que servirá de soporte a esos 11.000 millones de euros, el 1,1% del PIB y que irán a cargo de los Presupuestos de este año. De esa cantidad global, el capítulo estrella serán los 8.000 millones que se destinarán a un nuevo Fondo Extraordinario de Inversión Pública en el Ámbito Local. Traducido, significa que con ese dinero los ayuntamientos podrán licitar obras públicas durante tres meses, del 11 de enero al 13 de abril de 2009, para reactivar el sector de las licitaciones y, sobre todo, crear hasta 200.000 empleos.
Pero hay más. Junto a este fondo se destinarán 800 millones al deprimido sector del automóvil, 600 a actuaciones medioambientales, 500 a I+D+I, 400 a rehabilitación de casas-cuartel y comisarías, 120 a rehabilitación de viviendas, 30 a incentivar el turismo social y 400 millones a las comunidades autónomas para mejorar la financiación del sistema de dependencia.
Según detalló Zapatero en la Cámara Baja, el objetivo del Fondo de 8.000 millones que se repartirán los ayuntamientos es movilizar trabajadores y recursos que, previsiblemente, procederán de los excedentes a que ha dado lugar el ajuste «tan brusco» en la construcción. Dicho de otra forma, busca que quienes se han bajado con brusquedad del andamio por el estallido de la burbuja inmobiliaria puedan volver a colocar ladrillos aunque sea a costa de las arcas del Estado.
El otro gran paquete responde a las demandas del sector de la automoción, otro motor económico ralentizado, y de qué manera, durante el último año. Buena parte de las demandas las planteó en Moncloa el presidente de la patronal Anfac sólo unas horas antes de que Zapatero compareciera en el Congreso. Así, el líder socialista destacó la partida que recaerá sobre los fabricantes de automóviles, que, recordó, emplean a más de 300.000 personas y son el «principal pulmón» exportador del país. De ahí que absorban la segunda mayor partida del plan, en total 800 millones de euros. Eso sí, con contrapartidas: deberán garantizar en la medida de lo posible el mantenimiento del empleo en sus factorías.
El jefe del Gobierno aprovechó su comparecencia para anunciar la constitución, en el plazo de quince días, de una mesa de trabajo con otros grupos políticos, y en especial con el PP, para consensuar las medidas de modernización del sistema productivo.
En algunas partidas, Zapatero, reconoció que «siempre se requerirá más» dinero. Y puso como ejemplo el sistema de atención a la dependencia, pero defendió que los 400 millones adicionales que el Ejecutivo transferirá a las comunidades autónomas equivalen «a entre 35.000 y 40.000 cuidadores, es decir, 35.000 y 40.000 empleos, es decir, 35.000 y 40.000 personas más atendidas por su situación de dependencia».
Tras el cruce dialéctico con Mariano Rajoy y durante su turno de réplica, Zapatero pidió paciencia para las medidas anticrisis adoptadas por el Gobierno, y defendió las últimas iniciativas del Ejecutivo que, a su parecer, suponen una «fuerte apuesta» por la inversión pública productiva y generadora de empleo, y no de ladrillo». «Es equipamiento público y social y conviene que lo tengamos muy presente», indicó. Sobre las medidas financieras, recordó que acaban de entrar en funcionamiento y afirmó que restablecer la confianza, la liquidez y el crédito «no es cosa de un día». «La liquidez y el crédito se deben recuperar poco a poco, y el Gobierno impulsará esta recuperación pero es una tarea progresiva en la que hay que recuperar la confianza», subrayó.
En este sentido, el jefe del Ejecutivo acusó a Rajoy de no reconocer que la recesión es global y de intentar «engañar a los ciudadanos» echando la culpa al Gobierno de la inflación y la presión hipotecaria. «Después de lo que ha pasado, su argumento se ha quedado absolutamente carente de credibilidad ante los ojos de los ciudadanos», subrayó Zapatero. De este modo, reprochó al presidente popular que continúe con «críticas y reproches antiguos» y de utilizar los mismos argumentos desde hace meses, al tiempo que acusó a Rajoy de asentarse en una «laguna permanente» y de no hacer «ninguna propuesta».
En cuanto al empleo, Zapatero explicó a Rajoy que el Gobierno es «el primer responsable de situación actual», igual que lo fue en la legislatura pasada, cuando se creaba empleo, y aseguró que su intención es ayudar a los desempleados y que el nivel de protección «sea el máximo posible». «Me siento profundamente responsable de la situación de desempleo, el primero y el más directo», admitió, tras reconocer que la situación en 2009 será similar y confiar en terminar la legislatura con tasas más reducidas.
Además, recordó que de momento sólo ha habido una subasta del Fondo de Adquisición de Activos Financieros y que el Estado sólo otorga avales desde el lunes a las operaciones de financiación nuevas de las entidades de crédito residentes en España, como quien dice «desde hace dos días».
Zapatero se defendió además de las críticas de la oposición al decir que «nadie podía pronosticar» cuando compareció en septiembre que a primeros de octubre, el sistema financiero internacional iba a estar «al borde del colapso». Y ese colapso, dijo, provocó una reunión de los líderes de los países europeos en la que se tomaron «medidas sin precedentes» porque el colapso, advirtió, hubiera supuesto el crack de las economías. Argumentos que, por pura inercia política, rechazó toda la oposición.
Fuente: www.malagahoy.es