La crisis hace renacer a los antiguos oficios

La teoría de apretarse el cinturón que muchas familias están llevando a cabo está favoreciendo a un puñado de negocios tradicionales. Las empresas orientadas a la reparación de todo tipo de productos están sacando pecho con la recesión.

En mitad de la tormenta económica, la mejor receta para sobrellevar la situación es apretarse el cinturón. Muchas familias están optando por ajustar sus gastos familiares y olvidarse de las compras innecesarias para llegar mejor a fin de mes, lo que, paradójicamente está beneficiando a algunos de los oficios más tradicionales de España.

Así, la crisis no sólo no está haciendo mella en empleos tan antiguos como el de los zapateros; los reparadores de electrodomésticos; los modistos y costureros; los talleres de automóviles o las empresas de limpieza, sino que les está ayudando a sacar pecho. El cambio de tendencia de la mayoría de los hogares, que prefieren arreglar su ropa o sus automóviles antes de comprarse productos nuevos, es la principal razón para ello.

Un ejemplo es que la demanda de arreglos de prendas de vestir y de calzados este año ha aumentado cerca de un 50% respecto a 2007. Además, según la Federación de Industrias de Calzado Español (Fice), el número de puesto de trabajo descendió un 8,3% en 2007, mientras que el año pasado este porcentaje tan sólo se redujo un 5,4%, una tendencia dispar con la de la mayoría de empresas españolas que han visto cómo el empleo está cayendo en picado.

Arreglar el viejo vestuario es otro hábito que se está poniendo de moda. «Los clientes desempolvan sus armarios para buscar ropa antigua que puedan usar haciéndoles pequeños arreglos», explica Encarnación López, dueña de un pequeño taller de costura de Málaga.

La buena situación que están viviendo estos negocios incluso han animado la creación de nuevos establecimientos. La Retoucherie de Manuela es un ejemplo. Esta firma fue creada hace treinta años por Manuela Rodríguez, en París, que a los diez años comenzó a franquiciar. En la actualidad, cuenta con más de 300 tiendas y está aumentando clientes y facturación, que en 2008 alcanzó 10 millones de euros.

Los ‘manitas’, en auge
Los profesionales manitas capaces de arreglar cualquier aparato o electrodoméstico son otros de los que están sacando partido a la crisis. «Los clientes han pasado de llamarnos para cosas muy puntuales, como la reparación de viejos artículos que tenían una importancia sentimental para ellos, a pedirnos que arreglemos todo tipo de electrodomésticos, que en otras circunstancias hubieran cambiado por uno nuevo sin ninguna duda», asegura Eusebio García, fundador de una empresa de reparaciones de Madrid.

La desaceleración está tocando de lleno al sector del automóvil. Los fabricantes de coches están viendo cómo sus ventas han caído de forma vertiginosa este año y los datos hablan por sí solos: la matriculación de autos nuevos en España cedió un 38,7% en marzo respecto al mismo mes del año pasado, según Anfac.

Los talleres de reparación se están beneficiando de ello. Tras ver cómo su facturación había caído bruscamente en los últimos años, ahora son estos pequeños negocios los que se están comiendo el trozo de pastel del sector, ya que los usuarios optan por arreglar cualquier problema de su automóvil antes que plantearse cambiar de vehículo.

Tendencias que ayudan a los trabajos
1. Reciclar la ropa antigua y amoldarla a los estilos actuales es una práctica que cada vez más familias están realizando para ahorrar.

2. El negocio de los zapateros está en auge gracias a que el gasto en calzado nuevo ha disminuido desde que comenzó la crisis.

3. Los usuarios prefieren aprovechar sus electrodomésticos antiguos o repararlos antes de invertir en aparatos de última tecnología.

4. La venta de coches ha caído en picado desde que comenzó la crisis, a favor del negocio de los talleres de reparación.

Zapatos para capear el chaparrón
«La verdad es que la crisis no nos está afectando con la misma virulencia que otros sectores». Así de franco se muestra Alberto Rojas, propietario de una zapatería en Málaga. Desde hace meses, Rojas observa como entran nuevos clientes en su establecimiento, aunque con trabajos de pequeñas cuantías, cómo arreglos de tacones de calzado antiguo o cremalleras rotas de algunos zapatos.

«Nuestro sector es bastante maduro y no sufre grandes cambios, ya que el que quiere arreglar sus zapatos lo hace en cualquier momento económico y sino opta por comprarse otros nuevos», explica el emprendedor andaluz, que hace diez años decidió abrir su negocio en el centro de la capital de la Costa del Sol. A pesar del descenso en la actividad de este sector en los últimos años, tanto fabricantes como firmas de reparación de calzado están campeando el temporal.

«En los últimos meses, la gente entra y pregunta por los precios, se les ve más reticentes porque se lo piensan dos veces», define Rojas, que se muestra optimista en comparación con otros sectores: «conozco a mucha gente que ha cerrado bares o inmobiliarias, pero no conozco a ningún empresario que haya cerrado su zapatería».

Sopla el viento a favor para los talleres
La mayoría de los talleres españoles ha visto cómo con esta crisis el viento sopla a su favor. Después de dos años en los que el sector no ha ganado para disgustos, con una caída de la facturación de entre un 2% y el 3%, la desaceleración ha provocado un cambio de tendencia en el negocio.

Los usuarios prefieren arreglar sus coches antiguos antes de plantearse cambiar de automóvil y de ello se están beneficiando estas empresas. «Hemos dejado de tener un crecimiento negativo para incrementar en un 1%, aproximadamente, la facturación, que de media anual es de 500.000 euros», asegura Armando Higueras, secretario general de Cetraa (Confederación Española de Talleres de Recuperación de Automóviles y Afines).

Despachos relucientes en plena recesión
En muchos despachos de empresas se está produciendo una paradoja muy curiosa, mientras los ejecutivos ven cómo se les reduce los sueldos y sus puestos de trabajo peligran, los limpiadores, que en ese momento luchan por dejar la oficina reluciente, saben que el trabajo no les va a faltar. Los datos les dan la razón. Según el informe del Servicio Público de Empleo Estatal (Spee), durante 2008, los limpiadores de cristales o camareros registraron 1.633 contratos nuevos a 881 personas.

La mayoría de los trabajadores que han cubierto estos puestos han sido inmigrantes y personas procedentes de otros sectores. «Muchos trabajadores con un alta tasa de paro se han planteado la necesidad de transferir sus habilidades a otros más emergentes donde hay más posibilidades de encontrar empleo», recuerdan desde Adecco, firma de trabajo temporal.

Remiendos para los agujeros que provoca la crisis
Al entrar en el taller costurero de Encarnación López, la actividad es bastante intensa. La empresaria andaluza y sus dos empleadas no paran de remendar pantalones y arreglar camisas. «Llevo muchas crisis encima y la verdad es que intento no preocuparme», recuerda López, mientras que recibe a una nueva clienta.

Desde hace veinte años, López regenta este establecimiento que abrió con la ayuda de su familia. Poco a poco, supo retener a la clientes, que para la empresaria es la clave para afrontar los malos momentos económicos. «Entran menos arreglos de tiendas, pero hay más gente que trae ropa vieja», aclara López, «en mi caso, no noto un bajón en la caja».

Pero ¿son inmunes ante los cambios económicos actuales? «Llevo dos años trabajando aquí y antes no teníamos tanto trabajo», matiza Ana Valcárcel, empleada de López. La caída de la demanda procedente de boutiques ha sido compensada con más ropa vieja que traen las familas para arreglar. «Si no hay urgencia, ya tenemos entregas pendientes para dentro de tres semanas, cuando normalmente eran de cuatro o cinco días», señala Valcárcel.

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Autor entrada: Redaccion

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