Las huertas tradicionales resisten el cerco de la agricultura intensiva.
Un estudio localiza 38 zonas de la provincia en las que perviven los regadíos de toda la vida. Su superficie se ha visto reducida a la tercera parte en el último medio siglo.
En apenas 6.000 metros cuadrados de terreno, Sebastián Hevilla tiene sembradas más de una treintena de especies vegetales. Patatas, alcachofas, pimientos, berenjenas, calabazas, naranjos, mandarinos, pomelos, aguacates, ciruelos, perales, vides, un nogal y hasta un chirimoyo. No vive de su huerta comercialmente hablando, pero sí se alimenta de ella. Como este agricultor del Valle del Guadalhorce, cuya explotación está en la zona de Huertas Viejas, cerca de Coín, varios miles de malagueños conservan lo que se conoce como una huerta de regadío tradicional. Este tipo de explotaciones extensivas, marcadas por el policultivo y los métodos de riego a manta o a pie, resisten todavía en la provincia y en el resto de la comunidad autónoma andaluza frente al avance de los métodos de cultivo más intensivos e industrializados. «Son una forma de vida, una manifestación muy profunda del patrimonio histórico y cultural de los pueblos», remarca Carlos Paños, técnico del Grupo Acequia, una entidad que agrupa a una decena de grupos de desarrollo rural de la comunidad andaluza y que acaba de publicar ‘Paisajes agrarios del agua’, el primer inventario pormenorizado de los regadíos tradicionales de Andalucía.
En el conjunto de la región se han identificado 238 zonas de huerta que suman una superficie de 29.974 hectáreas, lo que representa el 0,026% de la superficie total andaluza y el 0,46% de la agraria útil. La provincia de Málaga ocupa el tercer lugar en el ranking, con 38 áreas que suman 14.785 hectáreas. Sólo la superan Granada (con 52 espacios inventariados) y Almería (con 41).
Fotografías aéreas
Las mediciones para detectar estas zonas se han basado en la técnica fotográfica. «Hemos cogido como referencia las imágenes aéreas tomadas en Andalucía por una empresa norteamericana en 1956, y comparándolas con fotos actuales, hemos determinado cuáles son las zonas en las que se mantienen estas huertas tradicionales», detalla Paños, quien estima que, en términos globales, estas explotaciones se han podido ver reducidas a la tercera parte desde hace medio siglo.
«Hay zonas que se han transformado en explotaciones intensivas, otras que se han abandonado y otras que por su cercanía a los núcleos urbanos, han sido engullidas por la ciudad», recalca el técnico del Grupo Acequia. Y es que entre las mayores amenazas para estas huertas tradicionales, caracterizadas por el policultivo y que esconden todo un acervo cultural de vocablos, está el urbanismo y los nuevos sistemas de cultivo intensivos.
El objetivo final del estudio de Acequia es, más allá de la identificación de estas zonas, fomentar la creación de figuras de protección y su puesta en valor como recurso turístico. Además, añade Carlos Paños, los regadíos tradicionales contribuyen a la recarga de los acuíferos. Por ello, en zonas como Sierra Nevada se está impulsando su recuperación.
El estudio
Nombre: ‘Paisajes agrarios del agua’. Se trata del primer inventario andaluz de huertas y regadíos tradicionales, confeccionado por el Grupo de Cooperación Acequia, del que forman parte diez grupos de desarrollo rural de Andalucía
Datos: En el conjunto de la comunidad se han identificado 238 zonas, que suman 29.974 hectáreas, lo que representa el 0,026% de la superficie regional y el 0,46% de la superficie agraria útil.
Zonas en Málaga: Es la tercera provincia andaluza con más zonas (38), sólo superada por Granada (52) y Almería (41). Se han reducido en un 66% en cincuenta años.
Características: Es una agricultura en policultivo, extensiva, ecológica y tradicional.
Fuente: www.diariosur.es