«Es veneno para las plantas». Así se expresan desde la Asociación Provincial de Regantes de Málaga (Aprema) a la hora de referirse al agua que circula actualmente por los canales del Guadalhorce. Este colectivo, que representa a 14 comunidades de Álora, Coín, Pizarra, Cártama y Málaga, denuncia que tienen el mismo problema desde hace cuatro años: la salinidad del agua que baja desde los embalses a partir de septiembre hace imposible regar. «En el momento que la pluviometría no acompaña, los agricultores ven cómo se pierden sus cosechas de invierno», lamenta Juan Aguilar, secretario de Aprema. Las quejas han sido constantes desde que en el año 2005 entrara en servicio la desalobradora de El Atabal, en la capital malagueña. La puesta en marcha de la planta propició que se desembalsara el agua salada desde los pantanos para su posterior tratamiento y suministro a la población de la ciudad.
El problema estriba en que los mismos canales que llevan ese agua hasta El Atabal son los que pueden usar los agricultores para regar en caso de falta de lluvias. «Hemos solicitado a la delegada de Medio Ambiente y a la Agencia Andaluza del Agua una solución definitiva, porque no podemos estar solamente con la posibilidad de regar en verano, y menos con la sequía», explicó Aguilar.
Y es que, según Aprema, sólo durante la campaña de regadío de cítricos (que suele iniciarse en mayo y acabar en septiembre), circula agua dulce por los canales porque así lo autoriza la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. En este sentido, destacan que es durante el resto del año cuando se suele sembrar con más fuerza, sobre todo verduras y hortalizas.
Posibles alternativas
Juan Aguilar se quejó además de que, por si fuera poco, la legislación en vigor desde hace varios años obliga al sector a pagar todo un año de riego, pese a que solamente se hace uso del agua en verano. Los representantes de Aprema han planteado diferentes soluciones para poner fin a este problema; medidas que podrían pasar por la utilización de aguas subterráneas o depuradas.
«La situación se agrava porque debido a la crisis de la construcción muchos usuarios han vuelto a sus raíces en el campo», agregó el secretario de la asociación.
Fuente: diariosur.es