Se acabó un 2008 que ha marcado un punto de inflexión en el turismo de la Costa del Sol. Del recién estrenado año sólo hay un asunto claro: exigirá trabajo y más trabajo. Precisamente, este es el regalo más solicitado por los empleados del sector en las misivas enviadas a los Reyes Magos. Que haya mucha faena es el deseo en el que coinciden empresarios y trabajadores. Lo cierto es que ni los aficionados a las ciencias ocultas se atreven a hacer pronósticos, por lo que ni pidiéndoselo a sus Majestades de Oriente está garantizada una intensa actividad. Lo que sí traerán los camellos será una carta de recomendaciones en la que queda claro que para salvar este 2009 habrá que dedicar más empeño que nunca a la conquista de turistas. Si años atrás se recomendaba imaginación, ahora es necesario algo más: dedicación exclusiva. El turismo se ha convertido en la trinchera de la economía, pero para mantenerse a salvo de la onda expansiva de la crisis es necesario resistir. La capacidad de aguante y la fortaleza del destino serán claves para seguir defendiéndose de un ataque en el que todos los analistas aseguran que se mantendrá al menos durante todo este ejercicio.
Será también fundamental aunar esfuerzos. La unión hará la fuerza. Tampoco hay que olvidar que la paciencia y el evitar el desánimo pueden ser armas esenciales en un periodo convulso. En esta coyuntura, el factor psicológico de que la economía no va bien está haciendo en el turismo más mella que en otros sectores. Hasta las familias que no han visto menguados sus ingresos han recortado sus gastos en viajes, ocio y restaurantes. Por eso es vital mantener la calma ante cuadrantes de ocupación o cuentas de resultados con las que dos años atrás se hubiera puesto el grito en el cielo. Los tiempos cambian y la crisis manda.
Fuente: www.diariosur.es
